2010/01/06

ARENILLA PARA HUMBERTO MATALÍ HERNÁNDEZ (publicada en El Heraldo de Chiapas - 6 de enero de 2010).


Cuando a Mariana le digo que a veces -por pena- no pregunto, me dice que soy muy mal periodista. “Vos debés preguntar lo que sea, ya el otro verá si te contesta o no”. Con Humberto me pasó lo mismo el día que nos vimos. Yo quería preguntarle cuántos libros tiene en su biblioteca y si su biblioteca “da” al Sur o al Norte. Pero me quedé con las preguntas atravesadas en la garganta, tanto que hubo un momento que me “agarró” un ataque de tos. “¿Te ahogaste con tu saliva?”, preguntó Humberto, después de pedirle un vaso de agua a la mesera con cofia blanca, mandil rojo jode la vista y piernas de pollo en salmuera. Sí, le dije. ¿Cómo decirle que me había atragantado con preguntas no dichas? (Marianita dice que un día debo escribir un libro con todas las preguntas que no he hecho. “¡Será un trancazo editorial mundial!”, dice).
¿Cuándo volveré a ver a Humberto? No tengo idea. Pero, como estoy seguro que si la oportunidad se da volveré a quedarme con preguntas atoradas en la garganta, imagino que la biblioteca de Humberto da al Sur; imagino que sus libros tienen una vocación de gansos canadienses que emigran en busca del calor. Asimismo imagino que tiene cientos de libros y que al elegir uno lo jala con un movimiento firme y decidido. Coloca el dedo índice sobre el borde superior del libro y lo jala hacia sí, con lo cual logra que el libro “agache” la cerviz, no como signo de humillación sino como signo de humildad por el acto que se producirá. Ya luego, cuando se sienta en su sillón y prende la lámpara individual, sé que Humberto también realiza un ritual sin titubeos. Los escritores no titubean en su lectura y tampoco en la elección de cada palabra que conforma el texto. Después de todo, cada palabra tiene vocación irremediable de ganso migrante.
Acá, para los lectores de El Heraldo de Chiapas, el vuelo de Humberto.

1.- ¿Qué palabras riman mejor cuando espiás por tu ventana de Humberto: abierto, desierto, “no lo sé de cierto”?
Como dice Sabines: "Yo no lo sé de cierto...", porque conservo la esperanza diaria de que cambie el paisaje y un día en el lugar de los edificios vecinos -todos antiguos como lo son en mi colonia Roma- aparezca un lago que sea "el más muerto de los mares muertos", de Ramón. Por cierto con chalupas y trajineras en lugar de los autos. Sin nada que me impida ver a lo lejos los dos volcanes nevados.
2.- ¿Quiénes de los poetas contemporáneos de López Velarde se referían a él como “El señor López”?
Desde luego sus amigos y compañeros de generación, de trabajo y sobre todo aquél que el buen Ramón (como también le decían), llamaba: "una cobija de coñac": Pedro de Alba, que lo recibió al llegar a la ciudad de México, en 1912; además Enrique Fernández Ledezma, los poetas del Modernismo y algunos de "Los Contemporáneos". Lo de señor López fue algo que utilizaron algunos que no consideraron que el "López Velarde" es el apellido compuesto utilizado por el abuelo y el padre del poeta de "El sueño de los guantes negros”.
3.- Vos escribís una columna que se llama “El gotero de Humberto”. ¿Cómo se llama el gotero que alimenta lentamente el cimiento de esa columna?
Tanto como lenta no es la alimentación de "El gotero de Humberto", porque el oficio es mantenerse informado al día y así, cuando el jefe Carbot lo pide, resumir con un poco de literatura y humor, mucha picardía y mala intención que lastime a los políticos, en menos de cuatro mil caracteres, lo del mes. Por lo tanto el gotero que alimenta se llama Sarcasmo Informativo.
4.- ¿No te sentís un poco niño de tres años o joven chino cada vez que pronunciás tu apellido Matalí?
No, porque mi apellido es de origen árabe, especialmente de lo que era la Arabia española, ahora ensangrentada por los marroquís que ocupan el Sahara, llamado Arabia Saharauí. Así que de asiático no tengo ni la sinsabora comida china.
Mi abuelo Sebastián Matalí era catalán, al igual que su hermano Bartolomé que asentó sus reales en Tuxtla; por eso, de esa rama Matalí catalana y árabe sólo están los de Chiapas y los del Valle de México. Seguro que tú con el Molinari no te sientes napolitano ante un plato de espaguetis y de pizza, o habitante de Pompeya.

5.- La Gente Sur necesita ¿qué viento para alimentar su Oeste?
Como todos, según la temporada. En invierno: ¡del norte! y en verano: ¡del sur! Más el suave viento del Este de la selva chiapaneca. Los demás sufrimos torrentes climatológicos en otros lugares, como el DF.
6.- ¿Qué busca un lector apasionado en una “Librería de vieja”?
Si es de vieja, a la joven librera, pero si es de libros viejos entonces joyas bibliográficas, útiles para hacer columnas como "Puente de Plata" que se publica (eso espero) en "El Heraldo de Chiapas", en "El Sol de México" y en otros diarios de la OEM.
7.- Así como hay libros descatalogados, ¿existen instantes descatalogados?
Claro que sí. Los que borramos de la mente, ya sea por inicuos e insulsos, porque esos son los que no sirven de nada. Como leer una bazofia de un texto de superación personal.
8.- ¿Cómo serán las bibliotecas del siglo XXIII?
Seguro en un microchip guardará uno los cuatro tomos, con todo y litografías de "Los miserables" de Víctor Hugo; más los cuentos y poesía de Edgar Allan Poe, junto a las novelas de Carlos Fuentes y las de Martín Luis Guzmán, además de las obras completas de Julio Verne. Por respeto, en uno solo y con elegante diseño, irán unidos "Las mil y una noches", las obras de William Shakespeare y "El Quijote", junto a “Novelas Ejemplares” de Miguel de Cervantes. Habrá otro con los temas religiosos de La Biblia, La Tora, El Corán y el largo camino en esa rama literaria. Desde luego, como los árboles y la madera serán un lujo, los textos impresos no existirán más allá de los museos. Pero no quiero el mundo de "Fahrenheit 451", de Ray Bradbury, en donde los Hombres libres, son los hombres libros. Es terrible pensar que la literatura sobreviva porque un individuo se aprende una parte de la obra de un gran autor y lo transmite por menoría a sus herederos, en espera de una sociedad que recupere el valor literario. Mucho se perdería en ese mundo de Montag.
9.- Imaginemos que el fuego no quema los libros, sino los libros queman el fuego, ¿qué sucedería con todas las mentes que son como fogones?
El escritor Nathaniel Hawthorne, que fue de gran influencia en Edgar Allan Poe, escribió un relato sobre el incendio mundial de los libros y de todo lo artístico que dignifica al Hombre, junto con todas la vacuidades que lo ensalzan. Se titula "El Holocausto mundial" y los libros arden según su importancia en enormes llamaradas como las de Milton, Shakespeare, los Clásicos Griegos y demás, mientras que las menudencias apenas provocan unas chispas. Lo mismo puede suceder, que sólo se quemen los que no valen la pena y los otros, como santos bíblicos, pasen incólumes ante las llamas. Y para las mentes fogosas, que se consigan su extinguidor femenino o masculino según sea el caso.
10.- Algunos dicen que Dios es un cuento, ¿quién es el autor de este cuento casi perfecto? ¿Tiene algún otro cuento importante dicho escritor?
No es un mal chiste lo de que Dios es un cuento, más bien fue una necesidad del primitivo colonizador de la Pangea dividida, que salió de África, para poblar y formarse en milenios, y encontrar como Hombre la explicación de lo que hacia y por qué marchaba en el inmenso éxodo original. Y tanto como perfecto, no es el cuento de Dios, si lo concibieron vengativo, juguetón y bastante irresponsable con sus creaciones, que permite ejemplares como los asesinos de razas (Hitler fue el perfeccionista), depredadores culturales y sociales y además promete una vida mejor que ésta.
El otro cuento perfecto del mismo autor es el Diablo, Satán, Luzbel o como quieran llamarlo, pero son dos relatos en secuela, tan perfectos que son la cara de la misma moneda. En "Los hermanos Karamazov" uno de los personajes dice, más o menos así: "Si no existe Dios, no existe el Diablo. Por lo tanto todo es permisible". Una de las mejores respuestas a la condición humana lograda por Dostoievski.


(HUMBERTO MATALÍ HERNÁNDEZ. Ha ejercido el periodismo por más de cuarenta años. Su lema de batalla es: “Si es diario o revista nuevos ¡le entro!”. Fue corresponsal de guerra, en Centroamérica. Es narrador y poeta. Estudioso de la obra de Ramón López Velarde. Ha impartido, con este tema, conferencias en la república mexicana).
ARENILLERO