En Comitán, Chiapas, México, conocemos el mar sólo de oídas. Por esto, no es de extrañar que el otro día alguien tirara al basurero una sirena que vaya a saber cómo llegó hasta nuestras tierras de polvo, de líquenes y de piedras.
En Comitán no lanzamos botellas al mar ni esperamos la llegada de mensajes adentro de botellas.
Por esto, la única manera de que un poeta de la República Dominicana llegue hasta nuestras tierras es a través del aire. Así conocí a Orlando.
Una mañana, estaba en el bosque de la universidad cuando dos alumnas señalaron al cielo: era una nube de color azul pálido que se confundía por tramos con el azul rey del cielo. Viajaba lento, como si fuese un globo sin prisa pero sin pausa. “¿Es un ovni?”, preguntó una de ellas.
En esencia debimos reconocer que sí. Todo objeto que vuela sin identificación ¡lo es!
Tenemos tan pocos puntos de contacto México y la República Dominicana que cualquier nube de allá o de acá nos parece algo extraño.
Es una pena no conocernos más. Ahora que Orlando ya no es un “poeta extraño” en Chiapas sabemos que sus piedras tienen muchas aristas donde podemos identificarnos.
Ojalá que esta Arenilla sea como un puente de hamaca para acercarnos más.
En Comitán conocemos el mar sólo de oídas, pero de vez en vez nos llegan ciertas playas que viajan por el cielo.
1.- Si la palabra es un diamante, ¿cómo un escritor evita la enfermedad del minero, también llamada “enfermedad del pulmón negro”?
Puede que la mejor forma sea librándose de ella, liberándola, liberándonos con ella: ciertamente el aire libre es el mejor remedio para los malestares pulmonares.
2.- ¿Para qué un gobierno se atrevería a “nacionalizar” la “palabra privada”?
Ciertos gobiernos suelen hacer esto para promover e imponer un punto de vista específico, una visión unilateral, pues pretenden evitar cuestionamientos, ya que le temen a la crítica, que suele revelar los excesos de poder.
3.- ¿Qué clase de aceite tiene el eje que permite a la tierra rotar sin ningún crujido?
El aceite del misterio y la maravilla, el del imperativo existencial, que se levanta sobre el principio de lo que tiene que ser porque no ser es imposible.
4.- Tú, que te la has pasado Orlando toda tu vida, ¿el borde de qué espíritu lleva tus huellas?
En verdad, a veces yo no lo sé de cierto, pero desde muy joven he tratado de dar brillo a la inteligencia, a la imaginación y a la sensibilidad de mis alumnos y de mis lectores; por lo tanto, la respuesta podría ser tan diversa como cada uno de los espíritus con que me he cruzado en el camino, una experiencia muy interesante.
5.- ¿Qué haces con un verso al que constantemente le da “migraña”?
A veces, cuando me vencen los demonios del tedio, lo hago desaparecer; pero por lo general me enfrento a él siguiéndole la corriente, aprovechando sus incomodidades, porque el verso que duele es el que llega más profundo, el que más nos conmueve el alma.
6.- ¿Por qué se dice que una isla es una porción de agua enterrada?
Porque los límites definen lo que es ante lo que no es. Y, por ejemplo, en la isla de Santo Domingo hay mucha agua por desenterrar, para bañar a ciertos políticos, bastante sucios de poder.
7.- En México acostumbramos tomar un “caballito de tequila”, ¿qué animal es el favorito en la República Dominicana para tomar alguna bebida alcohólica?
Más que un animal favorito, participa todo un zoológico: el dominicano primero se pone chivo (duda, inquiere, rumia), después se transforma en un león (se enoja, bravuconea, ruge) y luego bebe más que un perro (para poder ladrarle a la luna toda la noche).
8.- Los niños mexicanos se atemorizan con “El coco”. ¿Con qué agua de coco se atemorizan los niños dominicanos?
Con una variante denominada Cuco; y, por supuesto, con el cocotazo, pues muchos de nuestros niños son víctimas de la violencia doméstica o callejera.
9.- ¿Qué hace “el pie de la letra” cuando le toca un zapato con la suela gastada?
Por lo general se resiente y puede que tropiece; pero lo ideal es que salga del zapato con buen pie y pise con paso firme la tierra.
10.- ¿Por qué la lengua de un nómada un día se vuelve sedentaria?
Quizás porque su sino era ése… Quizás para dar paso a otras lenguas… Para poder lamer a gusto y en paz… ¿O acaso no hay cuerpos de por medio para que se cumplan los deseos de la lengua?
(Orlando Muñoz nació en Valverde, República Dominicana (1972). Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha publicado los libros de poemas: Entre pétalo y espina (Ángeles de Fierro, 2007) y Santo Domingo, año cero y en curso… (Ángeles de Fierro, 2009). Trabajos suyos también han sido publicados en la Revista del Círculo Literario El Aleph, en el Boletín del Taller Literario César Vallejo y en peregrinario.blogspot.com, su bitácora personal en la red).