
¿Cuándo conocí a Enrique? No sé. Algún día, tal vez, lo encontré en la escalera del Instituto Chiapaneco de Cultura; o en la oficina de Socorro Trejo; o en medio de algún texto.
Lo que sí recuerdo es la vez que lo vi en Puebla, hará cosa de tres o cuatro años. Lo vi de lejos. Él estaba recargado sobre un barandal de hierro forjado, junto a un macetón lleno de helechos, en un pasillo del patio central de la Facultad de Filosofía. Enrique estaba rodeado por tres o cuatro muchachas bonitas. Se veía pleno. Él, que es chaparro, se veía grande, como si la compañía de las estudiantes le diera altura a su altura. Luego supe que Enrique había acudido para participar en un Congreso de Poesía, organizado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Cuando lo vi ya había presentado su ponencia y las estudiantes que lo rodeaban parecían haberse deslumbrado con la participación de Enrique. Lo vi de lejos. Pensé: “Suerte que tienen los que van a Austria”. Las muchachas reían y él gesticulaba como si estuviera creando una leyenda, su propia leyenda. No lo saludé, por supuesto, no quise interrumpir ese instante en que se miraba casi grande; ese instante en que se miraba tan bien rodeado de estudiantes.
Ahora, tiempo después, volví a toparme con él y aproveché para invitarlo a jugar con las palabras. Enrique aceptó. Acá, para los lectores de El Heraldo de Chiapas, el resultado de ese juego, donde, qué pena, hicieron falta las muchachas poblanas bonitas.
1.- A los Hidalgos se les reconoce como hombres nobles y distinguidos, ¿esto te hace “mella”?
Me hace mella en el corazón, en el alma y también en ese pequeño espacio cuando paso del sueño a la vigilia. Me hace mella en el instante en que contemplo la luna. Yo me inclino ante la luna mientras cuido mis pensamientos como armadura de este cuerpo mío.
2.- Si una mujer es la vía láctea, ¿en dónde tiene el envase tetrapak?
Ese envase lo tiene en las manos. Los he bebido en las manos lácteas de las mujeres. Yo he tomado de las manos de las mujeres los olores de la leche eterna. Confieso que en París, las manos- tetrapak de una hermosa francesa me descubrieron un sentimiento extraño. En cambio, en Austria, otra bella dama me dijo “Milch” y de sus manos vi brotar leche. A mi retorno a México, en un aeropuerto de Holanda, una chica me abrazó, era la mujer de todas las leches, una mujer multi- tetra pak.
3.- En la ribera del río Grijalva dos niños juegan, uno se llama Georges Bataille, el otro se llama Marqués de Sade, ¿qué juegan?
Juegan a hechizar a los voyeristas del río grande, el río de Chiapa, el río Grijalva. Bataille y Sade juegan al encender los placeres acuáticos y festivos con fuego e incienso. Abrazan a los hombres y a las mujeres con el silencio de la carne más sensible. Ellos son hombres cósmicos internándose en el cuerpo del río Grijalva.
4.- ¿Cuál es el hueco donde se cuela la flor de la poesía?
Son muchos huecos en donde la poesía se adentra en el cuerpo de quien siente y vive con intensidad. Esos huecos son los suspiros, las miradas, el aroma inquieto de las mujeres o bien el sonido de la lluvia sobre las tejas de barro.
Ese hueco se llama nostalgia. La nostalgia es una insinuante entrada donde solamente una imagen viaja lentamente en cierto tiempo y condiciones.
5.- ¿En qué momento la lluvia se convierte en luz?
En el momento en que las musas le sonríen al poeta.
6.- En qué apartado de la Sección Amarilla insertarías el siguiente anuncio: “Se hacen poemas a domicilio. ¡Mujeres sin alas, absténgase de llamar!”
Ese anuncio lo colocaría en la sección amarilla intensa en donde dice “hoteles” porque alude a la intimidad.
7.- Don Eusebio de la Grieta dice que los narradores tienden puentes fijos y los poetas andamios. Vos, ¿qué creés?
Pienso que don Eusebio es un hombre grande con muchos conocimientos ancestrales. Narradores y poetas vienen de dos momentos: de la oralidad y la escritura. Ambos son constructores de las mismas ciudades de palabras. Otros son constructores de sentimientos. La narrativa es una casa con puentes y la poesía es otra casa con asombros constantes, por eso a don Eusebio de la Grieta los andamios llaman su atención.
8.- El niño con poliomielitis pidió un deseo: un par de libros como muletas. ¿En qué acabó la historia?
Aprendió a volar y por encanto de las hadas se convirtió en nube.
9.- Mariano sabe lo que hacen las mujeres que se alquilan para volar, pero ¿qué hacen los ángeles que se alquilan para soñar?
Esos ángeles se acuestan sobre hojas de nardos. Se cubren con el aroma de copal. Viajan en sueños para atrapar mariposas para las mujeres que tienen miedo a ser encantadas por los poetas.
10.- Cuatro poetas fueron invitadas a dar un recital en “La Casa del Lago”. Al término del recital todo mundo quiso construir una casa sobre el árbol, ¿por qué?
Porque el espíritu de la poesía los elevó tanto que no quisieron bajar a la tierra. Dicen, quienes han visto esa casa que ya no necesitan del árbol. Esa casa flota suavemente.
(Enrique Hidalgo Mellanes nació en 1967, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Licenciado en Letras Latinoamericanas y Maestro en Educación Indígena. Colaborador de varios medios impresos y audiovisuales. Docente en la Escuela Normal Superior. Dice que dio clases en la Facultad de Humanidades de la UNACH, donde le dijeron que no lo iban a recontratar a pesar de haber dictado conferencias en la Universidad de Innsbruck (Austria) y en la Universidad de San Carlos (Guatemala). Es autor de los poemarios Catalejo (1994) e Invocación (1999). Este año publicará los libros Premio de Poesía Jaime Sabines. 20 años (Coneculta) y La fiesta del enojo. La tradición oral de los zoques de Chiapas, en la Editorial de la UNICACH).