2009/08/28

ARENILLA PARA VALERIA VALENCIA SALINAS (publicada en marzo de 2008)


(Valeria en primer plano. Nadia Villafuerte y Luis Daniel Pulido la acompañan).

Los lectores de El Heraldo saben quién es Valeria. Medio mundo de Tuxtla conoce a Valeria, medio mundo de San Cristóbal conoce a Valeria. Ella fue la primera responsable de la sección de cultura de El Heraldo de Chiapas.

Un buen día Valeria llamó a la casa y me dijo que dejaría por un rato su labor periodística. ¿La causa? Su vientre se había llenado de luz y quería dedicar todo su tiempo y toda su pasión a su criaturita que estaba por nacer. ¡Benditos los espíritus que con ojos cerrados saben dónde está la luz!

A Valeria la conocí en San Cristóbal de Las Casas. Hace años di un taller de creación literaria en la Prepa Uno de San Cristóbal y Valeria fue una de las integrantes del taller. Sus ojitos estaban llenos de ese hilo que se llama ¡vida! En ese tiempo el subcomandante Marcos andaba de moda y muchos imitaban su estilo de escritura, Valeria, a veces, transitaba esas sendas. Yo, cada quince días, viajaba de Comitán a San Cristóbal para mi cita con la literatura, con la creación, con los afectos. Un buen día me comisionaron para impartir otro taller de creación en el campus de Tuxtla del Tecnológico de Monterrey y luego entré a laborar como analista de información en una oficina gubernamental, por lo que debí abandonar el taller de San Cristóbal, casi casi sin aviso previo. No volví a ver a Valeria, hasta que, muchos años después, ya como colaborador de este periódico, supe que ella era la encargada de la sección. Valeria ya escribía como Valeria y su nombre estaba impreso en la relación de los periodistas más importantes de la prensa chiapaneca. ¡Había hallado su estilo y la senda por dónde transitar!

Por ahora sé que Valeria cuida a su criaturita, Luna Amaril, en su casa de San Cristóbal, la cobija con la bufanda de su ternura. El periodismo, por el momento, sólo es un perrito que terco golpea la puerta desde afuera. Una tarde de estas le envié un cuestionario con diez preguntas, sólo como un mero ejercicio, sólo para que los lectores de este periódico vuelvan a ver los ojos de Valeria,

ojos que siempre están llenos de esa agua que se llama ¡vida!

1.- Tu nombre y apellido paterno comienzan con un "vale", ¿por qué sustancia lo canjeas cuando conoces a alguien?

Por una pizca de sal, que viene incluido en mi apellido materno: SALinas, quizá porque cada uno llevamos impregnada para siempre la esencia de nuestra madre. Es la sal esencia primaria del ser humano. De la sal somos y a la sal volveremos. Entonces, creo, si conoces una pizca de sal de la otra persona, conoces su esencia.

2.- Si la paella es valenciana, ¿el pa'él de dónde es?

De la gran Tuchtlán. Porque acá se conoce el amor de a de veras, el que se abraza en las noches de nostalgia, el lleno de ausencia, de cama vacía, de distancias contradictorias y sin embargos…

3.- ¿Qué da más vida: el calor de San Cristóbal de Las Casas o el frío de Tuxtla Gutiérrez?

Por donde le miro mi querido Alex, ni metafóricamente le encuentro algo frío a mi amado Tuxtla. Esta ciudad no es calurosa en vano; los antiguos habitantes no desatinaron al nombrarla Coyatoc, tierra de conejos. Acá habita la diosa de la fertilidad; prueba fehaciente: acá engendré a mi Luna. ¿Te das cuenta? Luna y conejos, leyenda azteca, diosa decapitada… pedazos de vidas unidos en el cielo para siempre. San Cristóbal en cambio es sangre vibrando a ritmo de reggue, es “pox” mezclado con “kuleid” para amainar el frío, es madrugada helada cobijando amores de una noche.

4.- ¿Cuáles son los tres puntos más importantes del mapa de tu territorio? Dime si estos tres puntos están comunicados por autopista, carretera o vereda.

Cuando dices territorio, lo asumo de inmediato como mi cuerpo y en él la cartografía es muy simple, sin mayores regiones accidentadas ni trasnacionales –y caras- autopistas. En mi universo corporal todas las galaxias están conectadas entre sí pero en este momento de mi vida, las tres más importantes son las galaxias de mi vientre y mis senos, unidos por un bello puente de estrellas y lunas.

5.- Si las antenas de una l-angosta sirven para enviar señales de televisión, ¿para qué se usan los focos de una l-ancha?

Ni idea. ¿Para que no choquen en l- Angostura? Saber…

6.- ¿Te gustaría reencarnar en hormiga o en cenzontle? ¿Por qué?

Creo tener más vocación de ave que de insecto. Las aves son de paso, surcan cielos, pican acá y allá hermosas flores; alegran la mirada de las jardineras. Me gustaría reencarnar más en un chupamirto que en el ave de las muchas voces. Prefiero su veloz aleteo porque me recuerda la brevedad y rapidez de la vida. Las hormigas en cambio, son disciplinadas, trabajadoras, organizadas, hasta, según estudios recientes, altruistas. No, definitivamente hormiga no. Me quedo con la arcoiriana y volátil vida del colibrí.

7.- ¿Con los estambres de qué flor tejes tu pistilo?

Sin duda con los de Amaril, mi flor favorita, mi inspiración para tejer pistilos que hagan posible un mundo más amable, amoroso, amante.

8.- ¿Cuál es el puente más resistente: el construido con hormigón o el construido con los hilos del afecto? ¿Por qué?

El que se encuentra en una calle coleta. Porque un buen día permitió que una muchacha encontrara ahí la palabra que la acompañaría para siempre.

9.- Si El Cañón del Sumidero estuviera en el Valle de San Cristóbal, ¿cómo se llamaría?

Real Cañón coleto o Cañón del virreinato azul. Como bien sabrás, vos que viviste acá, los “auténticos coletos” se creen hechos con sangre azul.

10.- Si con un aerosol haces grafitis, ¿qué haces con un aeroluna?

Me trepo al cielo cada mañana para pintar la sonrisa de mi Luna Amaril.

(Valeria Valencia Salinas, nació en Oaxaca. Actualmente radica en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Estudió Ciencias de la Comunicación en la UNACH. Su labor como periodista cultural ha sido reconocida con amplitud).
ARENILLERO