2009/08/28

ARENILLA PARA ROBERTO ANTONIO ÁLVAREZ SOLÍS (publicada en marzo abril de 2008)


Dichosos los hombres que saben quiénes son. Roberto no tiene ningún empacho en autodefinirse como “Cirujano Dentista de profesión, catedrático por vocación y amante de la filosofía”.

Roberto es mi dentista “de cabecera” en Comitán. Una tarde, sentado en el sillón de los tormentos, Roberto aplastó mi encía para sacar pus de un diente infectado. No pude evitar llorar y no pude evitar comentarle que era un ingrato porque me estaba haciendo sufrir y él, de manera pausada, con su sonrisa honesta, me dijo con toda la filosofía de la vida: “Vos sos el ingrato, compadre, porque olvidás cuántas veces te he quitado el sufrimiento”. Yo, con las lágrimas patinando por mis mejillas, reí y reconocí la sabiduría de sus palabras. Cuando Roberto vio que me había vencido agregó: “Además, compadre, ya lo dice el dicho: quien bien te quiere ¡te hará llorar!” y siguió presionando mi encía con mucha enjundia y yo, con la misma enjundia, llorando a mares.

Roberto y yo somos comitecos, pero lo conocí de manera más cercana en la ciudad de México, a fines de los años setentas. Durante una temporada compartimos cuarto en la casa de huéspedes (la famosa y entrañable casa de doña Rome). Ahí descubrí una de las dos virtudes que más le admiro. Roberto trabajaba en las mañanas y estudiaba en las tardes en la UNAM (¿o era al contrario?), por lo tanto casi no estaba en casa de lunes a viernes. Salía de casa muy temprano y regresaba muy tarde. Casi siempre despertaba a las cinco de la mañana y estudiaba un rato, el sueño y el cansancio lo obligaban a cabecear, entonces decía: “Voy a dormir diez minutos” y dormía como un bendito. A los diez minutos, ¡exactos!, Roberto despertaba, se vestía y salía de casa dispuesto a enfrentar el día. Esta disciplina ha hecho de Roberto un hombre exitoso y digno de ejemplo. ¿Quién sabe qué recuperaba en esos diez minutos? Nadie lo sabe, tal vez ni él, pero esos diez minutos le bastaban para encarar lo que viniera.

¿Cuál es la otra virtud que admiro en él? Es un rasgo que no incluye en su autodefinición pero es virtud esencial. Roberto se casó un día y formó una familia. Desde ese día, no creo que haya pasado ni uno solo en que su familia no fuera lo esencial. ¿Dentista, maestro y amante de la filosofía por vocación? Más bien veo que su vocación ha sido la de ser un hombre, con todo el reto que esto implica. ¡Dichosos los hombres que saben definirse! Roberto no titubea cuando la vida le exige una ficha curricular.

Saqué a Roberto de su consultorio y, en medio de la calle, viendo el horizonte le dije que le haría un cuestionario con diez preguntas y él respondió. Comparto con los lectores de El Heraldo de Chiapas sus respuestas. ¿Sus respuestas son como dientes de leche o muelas del juicio? El lector tiene la mejor conclusión.

1.- ¿Quién le quitará la muela al juicio final?

El que sea capaz de entender y vivir comprendiendo que todo tiene un principio y un final

2.- Los que usamos placa bacteriana, ¿qué día nos toca NO CIRCULAR?

Los días en que no existimos para nosotros. Si consideramos que la placa bacteriana se forma a todo momento, y es su retiro una condición para tener buena salud bucodental, el día que eso no ocurre es un día en que vivimos sin pensar, sentir o entender a ese ser que llevamos. No disponer de un breve espacio para la higiene bucodental (seguramente la psiquiatría ya se ha dado cuenta de ello) es signo patogneumónico de los demonios que emergen cuando uno existe sin vida, pues la vida es entrega, pasión, deseo, potencia, verbo, etc. No poder quitar la placa bacteriana es pensar en un mañana que no nos corresponde olvidados del hoy y el ayer nuestro. Es un desconocimiento de nuestra historia e historicidad. Es una quimera que se sustenta en el mañana y en el tener más que en el ser.

3.- ¿Por qué la forma del sillón del dentista tiene cierta semejanza con el sillón de un psicoanalista?

Oh... será porque la boca es la ventana del alma.

4.- Los que son "colmilludos", ¿tienen vocación de políticos o de perros?

Depende, si son los colmillos de arriba son los astutos, pero si son los de abajo, esos sí son auténticos caninos perrunos.

5.- ¿Cuánto tardaríamos en darle la vuelta a ochenta días?

Lo equivalente a una vuelta al mundo que cargamos sobre las espaldas.

6.- ¿Por qué toda familia tiene un poco de Los Simpson o de La Famila Peluche?

Aun el mar más tranquilo tiene olas, de lo contrario emerge un tufo.

7.- ¿A qué hora de la mañana recomendarías a tu amada tomar-te?

Si es té de tila tendría que ser a las tres de la mañana pues quiere decir que tengo insomnio; si es té de manzanilla, lo mejor sería después de la comida para una buena digestión, pero si es te de querer a todas horas pues es sumamente energético.

8.- ¿A los que se hacen de la boca chiquita, también les da gingivitis?

Claro, pues es más difícil eliminar lo que sobra, los excedentes, los detritus, las cosas que sobran y se guardan.

9.- ¿Puedes adivinar qué tipo de dentadura se esconde detrás de la sonrisa de La Gioconda?

Probablemente con un estudio radiográfico o una tomografía axial computarizada o algún estudio muy avanzado, psicoanálisis le llaman algunos.

10.- Aparte de los dientes, ¿qué más conviene cepillarnos cada mañana?

El cabello, para que resplandezcan las ideas nuevas y se eliminen las añejas que no nos han dejado crecer.

(Roberto Antonio Álvarez Solís nació en Comitán, Chiapas. Actualmente estudia el Doctorado en una Universidad de Chiapas).
ARENILLERO