
Algún día habrá un Campeonato de intelectuales “futboleros”. Habrá una terna de países propuestos para ser la sede: Brasil, Francia e Inglaterra (Inglaterra porque ahí nació la locura de patear un balón de cuero; Brasil porque ahí se inventó el toque maravilloso, y Francia porque todo arte tiene que pasar por el Pont des Arts). Al final, la FIFA (Federación de Intelectuales Futboleros Asociados) declarará vencedora a Francia y el Primer Campeonato Mundial se realizará en La Sorbona, de París. De esta manera el fútbol soccer dejará la cancha arrabalera y jugará sobre los escritorios impecables de la Academia. Edson Arantes Do Nascimento, el futbolista más grande de todos los tiempos, será nombrado Presidente Vitalicio de dichos Campeonatos.
Una tarde todo el mundo comprará las sabritas y las cocacolas, se arrellanará en los sillones, prenderá la tele y estará pendiente de la lista de seleccionados que convocará el escritor uruguayo Eduardo Galeano, nombrado, por unanimidad, Director Técnico de la Selección de Intelectuales Futboleros. Ese día en México habrá música de mariachi cuando Galeano dé a conocer que uno de los veintidós seleccionados es el narrador Juan Villoro, y en Chiapas, lloverá música de marimba y de cohetes cuando todo el barrio de San Roque, en Tuxtla, y de La Pila, en Comitán, se entere que Andrés Fábregas Puig también fue seleccionado para representar a este país eminentemente futbolero, por la gracia de la Virgencita de Guadalupe y del patrocinio de la cerveza Superior.
Ya luego todo mundo dará a conocer los méritos de los seleccionados y todo mundo estará de acuerdo en que Galeano siempre coloca la luna sobre los cielos más altos.
Mientras esto sucede, la otra tarde invité al doctor Andrés a echarse una “cascarita” en una vieja mesa de futbolito. Metí una moneda en la ranura, empujé el émbolo con el brazo derecho y saqué tres pelotas. Todo como si la vida no fuera más que una feria, una muchedumbre de hinchas que hace la ola; todo como si la vida no fuera más que el instante prodigioso de una chilena, de una Huguiña o de una Fabreguiña.
Comparto con los lectores de El Heraldo de Chiapas las respuestas del doctor Andrés a estos tiros directos que aventé sobre su portería.
1.- ¿Qué clase de tanque estacionario tiene Fabre-gas: de gas butano o de aire?
De ambos. Los uso según la situación.
2.- ¿Qué diferencia existe entre los “altos” de Jalisco y los “altos” de Chiapas?
En el uno está la estirpe criolla de México; en el otro, habita la estirpe india de México.
3.- ¿Cuál es la oveja extraviada del “Rebaño Sagrado”?
El Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Obispo de Guadalajara.
4.- ¿Qué lengua prefiere el antropólogo para “comer un plato”?
El castellano de Chiapas.
5.- Aparte de “Bofo”, ¿qué otro jugador otorga personalidad al fútbol mexicano?
Memo Ochoa.
6.- ¿Crees que Hugo haga higo?
Hugo debe aprender el valor de dos cualidades: la humildad y la discreción.
7.- ¿Qué estudia un antropólogo en un planeta habitado por extraterrestres?
La posibilidad de crear Cultura.
8.- ¿Por qué hay tanto animal en el fútbol; es decir, tanto jaguar, puma, águila, chiva y demás bichos?
Por las reminiscencias clásicas; es decir, las señas de identidad de los añejos grupos de parentesco que anteceden a las Naciones y cuya referencia es la naturaleza y las habilidades del reino animal.
9.- ¿En dónde cuelgas las nubes que cruzan por tus cielos?
En el armario de mi memoria.
10.- ¿Apostarías tus barbas en un partido de la UNICH contra la UNACH?
Si es de fútbol, sin duda alguna. En cualesquiera de sus ramas: femenil o varonil.
(Andrés Fábregas Puig nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el año de 1945. Actualmente es Rector de la Universidad Intercultural de Chiapas, UNICH. Es uno de los chiapanecos que más ha influido de manera positiva en el desarrollo intelectual del estado)