
Los escritores nos reconocemos en seguida, sin revisarnos la huella digital o solicitar la identidad biométrica. Basta preguntarnos acerca de nuestro lugar de origen. Por ejemplo, un día me topé con Marimar en una cafetería. No nos conocíamos, ella extendió su mano (eran tiempos antes de la influenza), y dijo su nombre. Cuando le pregunté dónde había nacido, me dijo el nombre de su lugar de origen y luego agregó: “del mismo lugar donde nació Juan José Arreola”.
Los poetas que nacieron en Tuxtla Gutiérrez siempre agregan: “ciudad donde nació Sabines”. Si por ellos fuera, la ciudad de Tuxtla se llamara Tuxtla Sabines (pero, bueno, en tal caso habría que especificar que se trataba de Jaime).
Los escritores y poetas comitecos no despreciarían tampoco que Comitán, en lugar de Domínguez, fuera de Castellanos. Pero, ya se sabe que esto, en este país, no es posible (acá también habría que especificar que era por Rosario y no por Absalón). En México -como ya lo dijo Alfredo Domínguez Muro, comentarista deportivo- todo lleva el nombre de Benito Juárez y demás héroes del mundo revolucionario, religioso o político.
Zapotlán, el lugar donde nació Marimar, ahora se llama Ciudad Guzmán (sin duda, en honor a algún héroe político o revolucionario). Es una lástima porque bien pudo haberse llamado Zapotlán de Arreola.
Si se valiera soñar ¿cómo se llamaría la ciudad de México? ¿Ciudad del Paso, en honor a Fernando, creador de esa gran obra que se llama “Palinuro de México”? (y no, como pensarían muchos perversos, por la cantidad de hoteles de paso que hay en esa enorme, loca y bella ciudad).
¿En lugar de llamarse San Cristóbal de Las Casas llevaría el nombre de San Cristóbal de Moscoso?
En fin, mejor los invito a conocer un poco de lo que María del Mar contestó a un juego sencillo de palabras.
1.- Desde que naciste, cada vez que te nombran invocan al mar de manera repetida, ¿qué mareas provoca esto en tu espíritu?
La sensación de eterno vaivén.
2.- ¿Amar y mar? O ¿Mar y amar?
Mar y Mar.
3.- Si como dice Sabines: “El mar se mide por olas”, ¿cuál es la medida de la ola?
Del tamaño de mi esperanza.
4.- Vos sos de la tierra de Arreola, ¿pensás que hay alguna coincidencia entre esa ola arreada y las olas de tu mar doble?
Porque nunca nos comprendieron, a ambos nunca nos podrán arrear.
5.- Las campanas de Juan José Arreola sonaban así: “tlan, tlan, zapotlán, tlan, tlan”, ¿cómo suenan las campanas de tu templo?
Cada quien las escucha diferente según su conciencia, a veces llaman a misa, a veces a guerra, otras gritan "alerta", las voces de las campanas son innumerables e infinitas.
6.- ¿De qué hablan los espíritus que hoy habitan un pueblo llamado Comala?
Las paredes se estremecen con sus carcajadas cuando hablan de las interpretaciones que algunos "expertos" hacen de las obras de Rulfo.
7.- ¿Qué bloqueador usa la piel de agosto?
El de la lluvia impredecible y arbitraria.
8.- Si está “El llano en llamas”, ¿cómo hacés “La feria”?
La feria se hace en Zapotlán y “Zapotlán no se acaba nunca”.
9.- Si a los de Ciudad Guzmán les dicen Guzmanenses, ¿cuál es el gentilicio de los que viven en Ciudad Sin Nombre?
Sinominenses o Incratileños.
10.-Si el león es el rey de la selva, ¿cuál es la selva de un rey trasnochado?
Soy la persona menos indicada para responder a ello, creo que la respuesta la tendrían Baudelaire, Horacio Quiroga, incluso Agustín Lara, aunque hoy día se le puede preguntar a Xavier Velasco.
(María del Mar Pérez de La Fuente nació el 20 de marzo de hace 37 años. Es casada, tiene un hijo de 18 años. Dice que es “más cuentera que cuentista, melómana, bibliófaga y cinera”. Sus afectos saben que colecciona tazas, anécdotas y revistas viejas).